En la sociedad del conocimiento, la dimensión simbólica de la cultura ocupa un carácter central en la ordenación de las relaciones sociales y económicas, y emerge dando lugar a nuevos patrones de producción, consumo y comercio.

Las industrias creativas se configuran como el nuevo referente de una economía de la creatividad con beneficios económicos, pero también sociales no monetizados (UNESCO, 2013) de gran valor para el desarrollo humano y de las sociedades.