“La Administración Pública debería ser un elemento impulsor de la innovación social, mientras que, muy a menudo, resulta un elemento debilitador porque no tiene los suficientes conocimientos y capacidades que le permitirían aprovechar esa innovación social y llevarla a una etapa más avanzada”
En el marco del proyecto europeo Social Innovation Communities (SIC), Sinnergiak Social Innovation (UPV/EHU) organizó el pasado 13 de diciembre la sesión de investigación transformadora “Juventud, empleo y trabajo precario”. El objetivo de esta sesión fue generar un espacio para el intercambio de información y conocimiento entre el ámbito académico e investigador, el sector público y la Juventud -como público objetivo-. para responder al reto de cómo la investigación y la práctica interactúan para incrementar/mejorar el impacto social y científico en el ámbito de los problemas ligados al futuro del empleo juvenil y la precariedad laboral.
Sinnergiak habló con Paolo Rosso, analista de políticas en el Centro OCDE LEED de Trento acerca de los grandes retos en la interacción entre la investigación y el desarrollo de políticas públicas.
Entrevista a Paolo Rosso
Sinnergiak (S): ¿Nos podrías hablar acerca de cuáles son los temas que desde el Centro LEED de la OCDE en Trento, se están desarrollando en relación con la innovación social?
– Paolo Rosso (P.R.): El Centro de Trento es parte integral de una dirección que tiene su base en Paris. Dentro de nuestra dirección estamos trabajando sobre temas de innovación social. Así que, nosotros como Centro de Trento por trabajar en temas de generación de capacidades, por un lado, e implementación de políticas y los efectos a nivel local, por el otro, estamos complementando las actividades sobre innovación social que se están llevando a cabo en Paris. Existe una sinergia muy continua entre el equipo que trabaja sobre innovación social en París y nosotros. En París, se conciben los marcos generales, las políticas más a nivel general. Mientras que nosotros, a nivel de Centro, trabajamos más en la generación de capacidades, en donde se emprenden proyectos de innovación social. Nosotros nos centramos en temas de intercambio de prácticas y de experiencias sobre la innovación social, así como en la evaluación de impactos de la innovación social, en donde hay actividades y acciones llevadas a cabo por parte de la administración sectorial. Nosotros trabajamos a nivel regional y local.
S: ¿Cuáles son, desde su punto de vista, las barreras que se enfrentan desde el ámbito local para el desarrollo de las innovaciones sociales?
P.R.: Bueno, es un tema complejo. Es decir, si hablamos de sociedad civil, los niveles locales son los niveles en los que en la gran mayoría de los casos se llevan a cabo las experiencias de innovación social. Muy a menudo sin ni siquiera considerarlo como innovación social pero sí es innovación social. Yo creo que el nivel local, es el nivel en donde se genera más innovación social. Otro tema importante y en el que existe un elemento limitante a nivel local, es cómo actúa la administración pública en el nivel local sobre temas de innovación social. Este debería ser elemento impulsor de la innovación social, mientras que, por razones de debilidad intrínseca de los niveles locales de la administración, muy a menudo resulta un elemento debilitador de la innovación social porque no tiene los suficientes conocimientos y capacidades que le permitirían aprovechar esa innovación social y llevarla a una etapa más avanzada.
S: ¿Y cuáles serían esos elementos que desde la política se pudieran dar para impulsar la innovación social o viceversa, que desde la innovación social se pudieran dar para impulsar las políticas?
P.R.: El tema es que las experiencias que nosotros hemos visto sobre todo en los niveles locales, es que la cultura de la administración pública tiene una fuerte resistencia hacia el cambio. Se percibe la innovación social como un factor de cambio al que normalmente de forma casi intrínseca no la favorece, se pone en contra, es un freno hacia la innovación social. Es un tema que tiene mucho que ver con la organización propia, la forma con que es concebida la administración pública a nivel local y las capacidades de la gente, es decir, que las personas funcionarias de las administraciones locales no se ven a ellas mismos como posibles impulsoras de la innovación social, al revés, ven esto como factor de cambio del territorio que debilita su propia función.
S: Acabamos de estar presentes en una sesión en la que se ha tratado el tema de la relación entre la investigación transformadora y el diseño de políticas públicas. Desde tu opinión y desde lo que es la visión la OCDE, ¿Cuáles son las debilidades de esta interacción?
P.R.: Bueno, las debilidades en esta interacción dependen mucho del hecho de que la investigación requiere de una visión integral. Hay que abordar los problemas de manera integral. La administración pública, tradicionalmente, tiene una visión sectorial separada. Las distintas unidades o departamentos, trabajan de manera independiente y la coordinación es muy débil. En este sentido, la investigación, para poder actuar efectivamente, requiere de una capacidad, de una apertura y de una disponibilidad para cambiar de paradigma y ahí es donde hay un choque.
S: ¿Y este nuevo paradigma en qué se basa?
P.R.: Se basa en un cambio en la lógica con que se trabaja, en donde el enfoque es hacia la solución de los problemas. Son problemas sistémicos que requieren una visión más integral entre las distintas funciones de la administración pública. La resistencia de la administración pública se da en el cumplimiento de su propio procedimiento y en la resistencia a incorporar una visión más orientada hacia proyectos integrados.
S: ¿Cuáles son los elementos necesarios para que esa relación entre la investigación y la política sea exitosa?
P.R.: Desde el punto de vista práctico inmediato, yo creo que habría que abrir una ventana hacia ensayos, pilotos, trabajo de pequeña escala. Esto permite, en casos pequeños, demostrar que sí se puede marcar un cambio en la forma de concebir la administración pública. Luego, por supuesto, hay que sistematizar más. De manera que estos pilotos que de alguna manera entran en una escala pequeña sin implicar demasiada resistencia por parte de los actores de la administración pública, vayan conformando paulatinamente cada vez más la política pública.
S: Por último, ¿Cuáles serían los siguientes pasos o recomendaciones que desde la OCDE ofrecéis para que sea posible esa interacción?
P.R.: Como Centro LEED de Trento debido a que favorecemos la implementación de políticas a nivel local, justamente nosotros trabajamos en la búsqueda de casos de estudio para realizar comparaciones. De esta manera, un elemento con el que nosotros podemos apoyar en esta dinámica de cambio, es comparar distintas experiencias en los distintos países y ponerla una al lado de la otra para ver cuáles son los factores: ¿Dónde funcionaron?, ¿dónde fracasaron?, ¿dónde hay elementos clave? Para ir avanzando, induciendo un cambio que puede efectivamente concretarse. Hay casos en donde esto ya se está haciendo. Hay condiciones propicias en algunas administraciones territoriales, regionales o locales en donde sí se ha logrado impulsar. Así que es un trabajo empírico por nuestra parte como Centro de Trento. Muy basado en la práctica y en el intercambio. Otro elemento que ayuda, muy a menudo, es generar capacidades. Capacidades individuales, recibir talleres, seminarios, formas para mejorar, para fortalecer las capacidades de los funcionarios públicos, de los decisores públicos. Así como también capacitaciones a nivel institucional, fortalecer, pensar de manera distinta la propia forma de organizar la administración pública a nivel local. Cuesta más, pero algunas veces logramos hacerlo. Esas son las etapas, los pasos, trabajar sobre las personas para que luego el cambio se vaya induciendo en las instituciones.
Para más información sobre esta entrevista o sobre el SIC, consultar: iguerra@sinnergiak.org o aluna@sinnergiak.org